martes, 20 de septiembre de 2016

Emperador : Juzgando a Hirohito


'Emperador' es una producción estadounidense que, a pesar de estar encuadrada en un contexto de postguerra, resulta muy interesante porque ayuda en gran medida a entender el papel de Japón en la Segunda Guerra Mundial y su política enormemente agresiva y expansionista.


La película narra la historia del General Bonner Fellers (Matthew Fox), un militar del Ejército de los Estados Unidos perteneciente al círculo de confianza del Comandante Douglas MacArthur (Tommy-Lee Jones),durante la la ocupación de Japón tras su derrota/rendición en el frente del Pacífico.

La acción transcurre en la ciudad de Tokio, totalmente devastada por los bombardeos. La primera tarea de MacArthur en los primeros dias de la ocupación es la de iniciar una investigación para arrestar a todos aquellos militares y políticos de la cúpula del gobierno japonés que sean sospechosos de haber cometido crímenes de guerra. Uno de esos sospechosos es nada más y nada menos que el propio Emperador Hirohito, a quien se le acusa de ser un instigador directo de la política belicista y de apoyar al ala más agresiva de la esfera militar del gobierno, encabezada por Hideki Tojo.

MacArthur encomienda a Fellers la delicada misión de investigar la verdadera culpabilidad del Emperador en la guerra y decidir, en ultima instancia, si debe ser juzgado por crímenes de guerra.


Matthew Fox interpreta al general Bonner Fellers

Para entender la enorme responsabilidad de esta tarea, es necesario comprender la verdadera imagen que se tenía del emperador en Japón en aquel entonces. Tal y como uno de los protagonistas japoneses le dice a Fellers, el Japón de los años 40´s tenía una imagen en el exterior tecnológica y militarmente muy superior a la de del resto de sus vecinos orientales. Sin embargo, los valores morales en los que se sustentaba el país seguían siendo exactamente los mismos que los del Japón feudal de la Edad Media : el honor seguía siendo lo más importante, y en medio de todo ello, el Emperador seguía siendo considerado como un Dios. Nunca se le veía en público, nunca hablaba directamente al pueblo, y todo ciudadano japonés debia dar la vida por él si llegado el momento era necesario. El emperador lo era todo para el pueblo, y todo acababa con él.


Con una ideología de este tipo, es normal entender que, si los americanos decidían juzgar finalmente a Hirohito, el país se sumiría inmediatamente en una fatídica avalancha de suicidios en masa y de ataques contra las fuerzas de ocupación. De hecho, tras el mensaje radiofónico en el que Hirohito anunciaba directamente a la población la rendición sin condiciones ante los Aliados (la primera vez que los japoneses escuchaban su voz), cientos de soldados japoneses se suicidaron al estilo kamikaze...

Tommy Lee Jones encarna al carismático MacArthur

Al margen de las conclusiones finales de la película (que por supuesto no desvelaré), lo cierto es que hoy en día sigue habiendo mucha controversia en lo referido al "verdadero" papel de Hirohito en la política belicista de Japón. Son varios los historiadores que, tras tener acceso en años recientes a los diarios personales de algunos políticos muy cercanos al emperador durante la guerra, afirman tener pruebas contundentes de que el jerarca tuvo una implicación mucho más directa en la política agresiva de su país de lo que se creía hasta ahora. El "maltrato" recibido por Francia, Inglaterra y Estados Unido, quienes dejaron deliberadamente de lado como potencia a tener en cuenta tras la Primera Guerra Mundial (a pesar de haber luchado juntos contra las potencias del Eje en aquel entonces) y la supuesta política anti-japonesa que reinaba en China en los años 30, pudieron ser parte de los motivos que el propio Hirohito usó para dar alas a Hideki Tojo y los suyos.

Este grupo de historiadoes apoya la teoría de que MacArthur tuvo un trato de favor con el Emperador y volcó parte de su responsabilidad en Tojo para "salvarle" de ser juzgado por crímenes de guerra contra la Humanidad, con objeto de evitar que el país entero se sumiera en una gravísima crisis ante esta clara ofensa contra la imagen del emperador, una auténtica deidad nipona...

Más allá del argumento y el desarrollo de la historia, que me ha gustado bastante, me quedo con 3 escenas realmente emblemáticas de la película : la del emperador "escondido" en su palacio durante la ocupación estadounidense (el Palacio Imperial fue casi lo único que quedó en pie tras los bombardeos); la del coche oficial del emperador avanzando por Tokio en ruinas con los japoneses poniendose de espaldas a la carretera (les estaba prohibido mirarle directamente) y, cómo no,la de escena en la que MacArthur decide hacerse una foto con Hirorito, desobediendo todas las órdenes de protocolo que se le habian dado de no fotografiarse sin autorización, no darle la mano, no pisar su sombra... entre muchas otras.


Sin duda, una escena real muy bien representada en la película y que supone una muestra del carácter testarudo del Comandante MacArthur, un personaje realmente carismático que, tras una larga carrera militar de enorme éxito (es el militar estadounidense más condecorado de la Historia) se veía así mismo como un claro candidato a presidente de EEUU.

En conclusión, una película interesante (aunque no sobresaliente) para los amantes de la SGM y en particular de los trasfondos del teatro de operaciones del Pacífico, muy bien conducida en lineas generales por Matthew Fox y Tommy Lee Jones.

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